BUENAS PRÁCTICAS
DE PREVENCIÓN
En la Península Ibérica, el conejo se ha convertido en un paradigma de problema ecológico y económico con dos caras muy diferentes: o de abundancia o de escasez. En algunas comarcas, generalmente en paisajes agrícolas donde la vegetación natural es escasa, y por lo tanto, hay poca presencia de depredadores, se observan zonas con poblaciones muy pujantes de conejos.
En estas zonas los daños a los cultivos son habituales y pueden ser cuantiosos llegando a suponer en España un 40% de las compensaciones por daños de fauna pagadas por los seguros agrarios. Estos daños pueden suponer un grave perjuicio económico y generar un conflicto social.
El aumento de la presión cinegética es la práctica más habitual para reducir los daños que produce la fauna. Esta medida, sin embargo, no soluciona el problema a largo plazo, ya que estas explosiones demográficas se deben a desequilibrios en el ecosistema.
Tradicionalmente, se instalaban vallas de poca altura para evitar el acceso de conejos a los cultivos, si bien, estaban cayendo en desuso. Otra medida ampliamente utilizada es el uso de protectores para los cultivos arbóreos. Sin embargo, hasta ahora, se desconocía la efectividad de estas medidas en la reducción de daños. El Grupo Operativo PreveCo ha realizado pruebas de campo para probar la eficacia de estas y otras medidas cuyos resultados se pueden consultar en su página web. A continuación, se resumen aquellas medidas que han resultado más eficientes de acuerdo a los resultados del G.O.
MEDIDAD DE PREVENCIÓN
Los resultados del G.O. PreveCo confirman que, de las 16 medidas ejecutadas sobre el terreno en cultivos herbáceos la mayoría han demostrado una eficacia en la reducción de daños superior al 70%, como vallados perimetrales (81,3%), ahuyentadores (75,3%), vallados con pastor eléctrico (73,7%) y huroneo, así como alguna más aún en fase de estudio, como el uso de productos ecológicos que inhiben la atracción del conejo a los cultivos (95,8%).
El Manual de prevención de daños en la agricultura producidos por el conejo (de consulta y descarga pública) recoge los resultados obtenidos de las medidas probadas bajo el marco de trabajo del Grupo Operativo PreveCo.
GESTIÓN CINEGÉTICA
La práctica más habitual para reducir los daños producidos por la fauna es el aumento de la presión cinegética. Como reflejan los resultados del G.O. PreveCo, esta práctica puede ser muy eficaz si es correctamente ejecutada. Para ello, requiere de una minuciosa planificación y detalle de ejecución a diferentes escalas.
La planificación territorial es imprescindible para asegurar, por un lado, que se pueda realizar la presión cinegética necesaria, y por otro lado, evitar efectos medioambientales negativos. A una escala menor, es necesario que el esfuerzo cinegético se aplique en los puntos adecuados de cada coto.
Actualmente, la planificación territorial se desarrolla a través de la declaración de zonas de emergencia cinegética que facilita el aumento de la presión cinegética agilizando la obtención de los permisos oportunos. La planificación de detalle es poco habitual y debería abordarse mediante grupos de coordinación a escala municipal.
Grupos de coordinación
Es necesaria la coordinación entre agrupaciones de agricultores y sociedades de cazadores de la misma comarca y la entidad local correspondiente, para realizar una gestión del conejo de manera holística. También es aconsejable realizar una correcta gestión de otras posibles actuaciones que pueden favorecer altas densidades de conejo, como la gestión de los restos de podas y de los despedragados de campos de cultivo, o la correcta gestión para prevenir las bajas densidades de conejos.
COMBINACIÓN DE MEDIDAS Y MANTENIMIENTO
Dada la complejidad de los factores que afectan a las poblaciones de conejos y lo difícil que resulta controlar sus poblaciones, es recomendable, siempre que sea posible, integrar varios tipos de medidas para multiplicar su eficacia. Los costes, en este sentido, también pueden verse reducidos al combinarlas. Así, por ejemplo, la presión cinegética por sí sola puede no conseguir reducirlos daños significativamente, pero si se combina con un vallado sí que podría resultar altamente eficaz.
Estas buenas prácticas necesitan también mantenimiento. Así, por ejemplo, no será suficiente con aumentar la caza un año, esta presión debe mantenerse en el tiempo; o la revisión periódica de vallados para evitar bocas bajo ellos, etc.
Involucrar a las administraciones competentes
Las Administraciones competentes deberán poner en marcha instrumentos o herramientas que faciliten la implementación de las medidas de prevención, como, por ejemplo, a través de medidas agroambientales o facilitación de los permisos oportunos para su implementación.